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2019 AZA 24      ENTREVISTA EN NOTICIAS DE GIPUZKOA

ENRIQUE RAMOS: “EL CIERRE DE SAN MARTÍN PUEDE SER UNA OPORTUNIDAD PARA REDUCIR EL TRÁFICO A FUTURO”

El concejal socialista Enrique Ramos, responsable del área de Ecología del Ayuntamiento de Donostia, cree que en el futuro será necesario colocar chips en los contenedores de fracción resto para fomentar el reciclaje y obligar a separar la materia orgánica

- Es usted el concejal donostiarra que más tiempo lleva ininterrumpidamente en el puesto. ¿De qué áreas ha sido responsable?

-Sí. Empecé en 1999. El portavoz socialista, Ernesto Gasco, ya estaba pero luego pasó una temporada en el Gobierno Vasco, lo mismo que Burutaran, de EH Bildu, que empezó también hace 20 años. He llevado casi todo tipo de áreas: Participación Ciudadana, Fomento, Turismo, Guardia Municipal y Bomberos, Urbanismo, Proyectos y Obras y ahora, Ecología.

La estrategia Klima 2050 que diseñó el Ayuntamiento hace hincapié en reducir las emisiones de gases nocivos y no consumir más suelo natural. ¿Qué va a hacer el Consistorio para cumplir su propia estrategia?

-A pesar de la impresión que puedan tener algunos, el Ayuntamiento lleva sin ampliar el suelo artificializado desde que se aprobó el Plan General en 2010. Sigue siendo un 42% y no ha variado. De hecho, se ha reducido un poquito en los últimos tiempos. Básicamente, todas las actuaciones urbanísticas que se desarrollan tienen lugar en suelo ya artificializado, es decir, donde antes ya había algo construido o donde el suelo es urbano y hay un plan previsto. No ha habido una modificación del Plan General para que en una zona verde se construya.

Pero Auditz Akular sigue estando previsto como zona urbana para 3.000 viviendas. ¿Se va a cambiar?

-Sí. Aunque está aprobado el plan para construir un nuevo barrio, no se ha actuado y tanto en el nuevo Plan General como en el Pacto de Gobierno PNV-PSE está previsto no seguir adelante con esta actuación.

Es decir, ¿se va a descalificar como suelo urbanizable?

-Sí. El Pacto de Gobierno no está por la labor de continuar. El departamento de Urbanismo es quien debe abordar la situación ahora. Además, en una parte significativa de Auditz Akular no se podría ya construir porque son tierras contaminadas con amianto. Y, de hecho, tanto el Ayuntamiento como el Gobierno Vasco y algunos propietarios privados de la zona firmaron en su momento un documento en el que nos autorizaban a actuar ahí manteniendo los derechos que tenían adquiridos. Eso habrá que ver cómo se soluciona. Porque hay compradores privados, el Ayuntamiento y el Gobierno Vasco, que tienen mucho dinero ahí metido y habrá que ver cómo se compensa, si ha generado derechos, de qué tipo o si se pueden dar aprovechamientos urbanísticos en otro lado a los privados. Además, en las zonas conocidas como Ítem 1, 2 y 3 del plan de descontaminación ya se hecho un parque.

Aquel proyecto contemplaba una elevadísima inversión.

-Sí. Auditz Akular no se puede hacer por la propia sostenibilidad del proyecto. Solo los gastos de urbanización serían de 140 millones de euros. Era sostenible con unas cuentas de la burbuja inmobiliaria y unos precios de vivienda de 6.000 a 8.000 euros por metro cuadrado para el barrio de Altza. La urbanización sigue costando lo mismo pero los precios no serían ahora esos y no se produciría un equilibrio financiero, que es obligado en las operaciones urbanísticas. No es sostenible económicamente ni aconsejable medioambientalmente.

¿Y habrá que indemnizar a los propietarios?

-Probablemente haya que buscarles un aprovechamiento en otro lugar.

Entonces, falta por rematar la zona conocida como Ítem 4.

-Sí. Son huertas y aparecen como suelos contaminados porque los propios ciudadanos que pusieron las huertas utilizaron techos de uralita y se han encontrado trozos. El suelo propiamente no estaba contaminado.

Sobre el compromiso de reducir las emisiones a la atmósfera, como dicta el Plan Klima 2050, ¿qué prevé hacer el Ayuntamiento?

-Vamos mal para cumplir los objetivos de 2020. Ya dijimos que el año próximo vamos a superarlos ligeramente. Las previsiones se hicieron en un contexto en el que la actividad económica había bajado y ahora ha habido un repunte, que nos sitúa en como estábamos en 2006-2008. La actividad económica afecta a las emisiones porque hay más gente que va a trabajar, más tráfico y el tráfico supone el 59% de las emisiones en Donostia. Es donde más hay que actuar. Hay que tener una actuación coordinada y transversal de todo el Ayuntamiento, en urbanismo, en movilidad... Hay que plantear otros modelos de acceso a la ciudad, de transporte público... Suelo decir que quizás el corte de la calle San Martín por las obras del metro, además de un problema, puede ser una oportunidad. Igual se puede plantear después una reducción de carriles. Si la ciudad ha podido sobrevivir al cierre por las obras, igual es un buen momento para instalar un carril bici en esta calle o dejarla solo para transporte público. De hecho, se ha cerrado un tramo de Easo, parecía que iba a ser un apocalipsis, y no ha habido nada de eso. La entrada a los garajes se ha hecho por otro lado.

¿Qué hacen en otras ciudades para reducir las emisiones, el cierre al tráfico?

-Hay que conseguir que resulte más cómodo ir en transporte público y que así no se use el coche privado. Se puede favorecer la movilidad eléctrica pero hay que ser consciente de que eso no va a ser para dentro de cinco años. El parque eléctrico es pequeño y hay otros problemas como adaptar los garajes de las comunidades de vecinos.

Es usuario de patinete eléctrico. ¿Es una solución?

-Lo uso poco porque llueve mucho.

Hay sectores que acusan al Gobierno municipal de no querer reducir el índice de reciclaje porque hay que alimentar la incineradora. ¿Qué dice a esta crítica?

-Que no es verdad. Hay países que tienen incineradoras y un nivel alto reciclaje. En Viena, por ejemplo, hay cuatro incineradoras. Por mucho que reciclemos los residuos, no podemos pretender tener vertederos abiertos o llevar la basura a Cantabria o a Bizkaia. Creemos que el complejo medioambiental de Zubieta es una infraestructura necesaria para Gipuzkoa y va a empezar a funcionar pronto. Seguir con esas críticas es casi nostálgico. Pero eso no quiere decir que no haya que seguir trabajando en el reciclaje. Ha habido una cierta relajación, es verdad, y hay que continuar con campañas de sensibilización. Además, estamos trabajando para modificar la propia normativa de recogida de residuos.

¿Qué cambios pretenden aplicar a la ordenanza de residuos?

-Hay un grupo de trabajo para ello. Recientemente hemos ido a Pamplona para ver cómo actúan con el asunto de los voluminosos (muebles, sanitarios, electrodomésticos…) ya que creemos que es uno de los primeros puntos en los que hay que actuar. No es normal ver en cualquier barrio sofás enteros tirados por las calles. No es un tema estético, es también medioambiental y hay que ir implantando posibles sistemas de recogida a domicilio, como el plan piloto de Intxaurrondo.

¿Qué planes tienen previstos para reforzar el reciclaje?

-Se ha estancado en torno al 38% y hay que incrementarlo. ¿Cómo? Fundamentalmente facilitando a la gente que lo pueda hacer. Hay que seguir adelante con la contenerización (agrupar los contenedores) y que cada vecino tenga todos los depósitos a menos de 100-150 metros. También hay que seguir adelante con las bonificaciones, con las tarjetas y los chips. Y ser conscientes de que, aunque ha habido una cierta bajada del reciclaje, hay cosas que nos superan como ayuntamiento. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con el packaging, porque cuando se compra cada vez hay más plásticos. Hace poco compré una bolsa de madalenas y cada una de ellas estaba envuelta en otro plástico. Son normativas de higiene europeas pero habrá que cambiar también esos marcos. Por eso hay que estudiar también otras soluciones. Estamos analizando, por ejemplo, que en los mismos supermercados haya contenedores para dejar los envases en el lugar. Lo vamos a plantear a alguna gran cadena.

¿En la modificación de la ordenanza se va a plantear que el reciclaje orgánico sea también obligatorio, como lo son los demás, al menos sobre el papel?

-Deberíamos llegar a un escenario en que sea obligatorio. Es verdad que es más fácil tirar el vidrio y el plástico y que hacer un reciclaje perfecto implica muchas cosas que no hacemos. Además, las cocinas cada vez son más pequeñas y muchas no tienen sitio para el depósito de los residuos por separado. Por otra parte, vamos a cambiar los horarios en los que se puede bajar la basura. Ahora son a última hora de la tarde, pero se pusieron cuando ni había contenedores. El plan es que se pueda permitir todo el día: adecuar la ordenanza a la realidad.

En la pasada legislatura se habló de que se iban a poner chips en los contenedores de fracción resto, como hay en algunas localidades de Gipuzkoa en las que se han experimentado subidas de la recogida selectiva. ¿Se descartó la idea?

-No. Estamos con ello. Vamos a hacer un programa piloto en Añorga. Como todo, primero empieza la gente más concienciada, pero si el ayuntamiento lo potencia se unen otros y habrá que llegar a ese escenario, a que se ponga el chip en los contenedores de fracción resto.

El Ayuntamiento contrata cada año a gente para informar sobre cómo deshacerse de los residuos, pero luego no controla que se haga.

-Es una ordenanza y hay que cumplirla pero no hay una unidad de trabajadores como para los pisos turísticos y otras cosas y es complicado estar presente en todos los lugares. Pero es verdad que hay gente que no tiene consideración. Los gremios, por ejemplo, tienen obligación de llevar los retretes y restos de obras al lugar adecuado, pero se ven muchas veces abandonados por las calles.

¿En qué consiste la campaña contra las bolsas de plástico que figura en el programa de Gobierno?

-Estamos trabajando con el comercio para tratar de reducirlas. Muchas veces se dan bolsas alegremente y queremos evitarlo. Además, es obligatorio cobrarlas y no se hace. Cada tienda tiene su propia bolsa con su imagen y lo ven como un servicio al cliente, pero estamos trabajando en ello.

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